lunes, 30 de diciembre de 2019

Fin.

Esta es la historia de un chico que vestía una gabardina verde militar increíble.
La primera vez que ella lo vio, pensó que jamás había visto a alguien tan bonito y brillante.
No lo vio como el chico más guapo, ni siquiera era del tipo que a ella solían gustarle, pero era el ser más bonito.
El sonreía, sonreía mucho, y trajo consigo un sin fin de atardeceres.
Ella lo llamó casa, prometió cuidarlo y con el tiempo amarlo.
La felicidad que le trajo, fue sincera, importante y sagrada.
Y ella fue feliz y quizás lo amó, pero alguien se enteró y tuvo que dejar su hogar y los atardeceres.
No duró mucho, él se alejó. 

martes, 26 de noviembre de 2019

El soundtrack de mi vida.

Pocas canciones tienden a transportarme a diversas épocas. 
Hoy "God put a smile upon your face" de Coldplay me trasladó a una cantina ubicada en Isabel la Católica, con Jorge sonriendo, aún con el trabajo que siempre le costaba esbozar y reflejar sonrisas,  yo pintando mis labios de ese rojo que a él le gustaba y ambos tomados de la mano mientras sonaba esa canción. 
Se escuchaban los murmullos de pláticas ajenas, sonaban los claxons y bocinas de los autos circulando afuera, y la canción que duró un momento feliz de nosotros. 
Van a cumplirse ya dos años de que él se marchó, y yo no había pensado en él hasta hoy.
Y por el momento en que sonó la canción, y por el tiempo que tardé en escribir esto, fue reconfortante sonreír de la forma en que ambos lo hacíamos, tontamente y sin saber cómo. 



sábado, 21 de septiembre de 2019

El agua se desborda

Noticia de última hora:


Los periódicos se abarrotaron para cubrir la nota de un extraño suceso meteorológico.

La lluvia se congregaba en una sola casa del vecindario, no fue una lluvia ambulante, se trataba de un evento que sucedía al momento, ¡no paraba de llover sobre esa casa!

A las 6:00 a.m., la señora que habitaba ahí, se levantó por un café, notó que la misma sabía rebajada, sabía solo a agua que se enfriaba demasiado pronto.

Poco después se percató de las goteras que existían, y que las gotas que caían, estaban rebajando su café, así que subió al techo a barrer el agua que pudiera estar estancada; ahí se percató que había una fuerte tormenta que había causado la inundación pluvial. Sin embargo, las casas vecinas, se encontraban secas.

Regresó a su casa por un impermeable y unas botas para poder salir a afrontar la lluvia y verificar el estado de su casa.

La infraestructura ya se encontraba dañada, eran evidentes los menoscabos a simple vista. La casa tenía que ser destruida desde sus cimientos para reconstruirla y hacerla más resistente a ese tipo de fenómenos. 

La tormenta no cesaba, pero ella era la única damnificada. Nadie podía acudir a su rescate en esa casa, hasta que la lluvia se detuviera.

Las precipitaciones hicieron que el agua se acumulara alrededor de la casa, más tarde se desbordó al interior, rompió las ventanas, destruyó los muebles, arruinó los pisos, deshizo los libros, asoló la casa.

Después de la tormenta, la gente que cubría la nota de la casa imán de tormentas junto a los bomberos y uno que otro curioso, entraron a rescatar a la señora que habitaba dentro, quien desapareció entre los fragmentos y escombros de aquello que llamaba hogar.

miércoles, 10 de abril de 2019

Ya va a ser mañana.

En un rato ya va a ser mañana, y traerá consigo de nuevo su ausencia.

Es raro, como ahora el café ya no sabe más, las tazas se consumen en el intento de volver a sentir su aroma, el de él, pero no funciona, es completamente extraño, tanto como ahora él y yo.

Ma parece igualmente incongruente, como estando a 28 grados centígrados afuera, mis manos sigan frías por no tener su mano cubriendo a las mías en un entrelazado perfecto.

Lo cierto es que me he obligado a buscarle en otras formas de confort, ninguna se ha acercado, si quiera un poco, a la sensación de estar a las tres de la tarde, besándole.

No sé si me dejó ir, o es su forma atípica de decir adiós, lo que sí sé, es que han pasado 169 horas sin su presencia, lo sé porque he contado cada una, desde que partimos, cada uno a su destino, sin decir adiós, sin voltear hacia atrás para vernos por última vez la espalda.

Una vez más, otra batalla pérdida y una muerte efímera a los momentos coleccionados, un derrumbe que trae consigo la búsqueda entre las ruinas de recuerdos que dejó cuando se marchó.

Todos los días, cada mañana, he pasado por el lugar que nos vio juntos por última vez, paralizada, sin llorar, sin reaccionar, recordándole y recreando la escena en la que todo se fue a la mierda. Otras veces por la tarde, vuelvo a pasar, buscándolo, por si acaso él decide rememorar la escena también, pero su ausencia, me lo dice todo.

Aún conservo en mi escritorio la instantánea que nos vio sonreír.y que ahora significa el indicador para cuando le olvide y junto a su olvido, llegue la convicción de quitarla y reemplazarla y reemplazarle con cualquier otro objeto que no traiga consigo un abismo directo al pasado, en cada reojo a la imagen, en el silencio de los ojos de aquel que sonríe y en los gritos internos de esta que escribe, diciendo vuelve.

En un rato ya va a ser mañana, mientras tanto hoy, todavía le quiero, todavía le extraño, todavía le necesito.

miércoles, 3 de abril de 2019

Comodín

Querido extraño:

Hace tiempo que no eres el mismo.

Físicamente, sigue siendo tu rostro y tus facciones son las mismas.
Exteriormente, continuas con tu manera distraída de caminar y tus risas estruendosas también.

Sin embargo, te noto con menos  energía y con apatía.
Reconozco tu esfuerzo, y tu manera de continuar a pesar de todo; pero ¿no crees que está mal?

Es decir, tú siempre me has cuestionado, "¿por qué sigues conmigo si te hago tanto mal?"
Y muchas veces me lo cuestioné y encontré que lo que me detenía a marcharme es el cariño que te tengo, y siempre me pareció basto y suficiente.

Tú, en cambio, no tienes una razón para seguir quedándote, no es cariño, puesto que siempre me has repetido que eres frío, no es amistad, porque no confías en mí para contarme tu día a día, tampoco es conveniencia, porque sabes de antemano que no hay nada material que pudiera ofrecerte que no tengas ya; o al menos eso siento.

Lo siento en tu apariencia cada vez más cansada y en tu temperamento a veces enojado de lo que nos pasa; con un pie siempre en la puerta y ganas de no volver jamás. Con ganas de irte, como antes para no volver ni mirar atrás.

Pareces más feliz cuando estás sin mí.

Entonces, he llegado a la conclusión, de que puedes irte, y tomar este comodín que te ofrezco como última ofrenda.

El comodín consiste en no volver a buscarnos, te prometo yo no hacerlo, para que no sientas lástima y te veas obligado a regresar.
Te prometo que no habrá mención nueva de tu parte, de ese gran favor que me hiciste, que aunque lo agradezco, no soy digna de tan grande sacrificio.

Querido extraño, ¡eres libre!




domingo, 24 de febrero de 2019

Un montón de cajas apiladas.

La habitación se fue vaciando mientras las fuerzas también se acabaron de poco a poco.
Creo que de todas las despedidas, esta fue la más trágica; con excepción claro, de aquella que llegó con una ausencia causada por la muerte.

La noche anterior, consumimos todas las cervezas posibles, hicimos el amor y dormimos en paz.
Al siguiente día todo se volvió caos sin explicación ni lógica alguna.

Mientras tanto, en la preparación de este adiós, los gatos juegan, no saben que a ellos su mundo pronto también les va a cambiar, a cada paso que escuchan por el pasillo, corren a esperar al ausente que siempre estuvo con nosotros en esas cuatro paredes, al igual que yo, lo esperan llegar, con la diferencia que yo sé que no vendrá.

Las cajas se fueron apilando, de una a una en la esquina de la habitación, al igual que esa vez en la que comencé la mudanza de casa de mis padres, pensando que era un poco mayor y madura y en la que les dije "Me voy"

Un montón de cajas apiladas en la esquina de la habitación, como la escena que se pinta en mi memoria, del recuerdo de verlo abriendo la puerta con su enorme y hermosa sonrisa, y la expresión en sus ojos, como si  yo fuera el mundo entero para él.

Esa escena del montón de cajas apiladas, implicaba para mí, la llegada de una ilusión a esa habitación blanca en la que supuse que nuestra vida en común, sería muy larga, porque él era mi casa.

Otra escena de cajas apiladas en la esquina de la habitación, como recuerdo más fresco de los berrinches y falta de madurez, acompañados del calor del alcohol, gritándole que a la mitad de la noche, me iba.

Un montón de cajas apiladas en la esquina de la habitación, la escena que me ha unido solo a él, desde el principio de nuestra historia, y ahora que el final llegó y me quedé sin casa, he perdido la cuenta de los días, así como el apetito y las ganas de sonreír.

El montón de cajas apiladas, que llevan dentro decepción y coraje, un rostro cabizbajo que no quiere irse, que llora cada vez que piensa en el fin, que desea con todo su corazón, que sea todo una maldita broma. El montón de cajas apiladas que sirve a los gatos para jugar y que intentan comprender, porque tiene un montón de agua, el objeto que siempre les clavaba los dientes al jugar.

Mientras preparaba todo, las puertas vecinas se abrían y cerraban, los pasos alrededor del pasillo, se hicieron muy frecuentes, la mayoría llegaba a casa, la mayoría añora la compañía del ser amado.

Terminé y todo seguía igual, con excepción de las cajas apiladas, y la despedida que tengo que realizar a lo que estuvo conmigo casi un año entero; adiós querido clóset, adiós pequeño librero, adiós, Junior e Ikiru, adiós cama, que hoy como siempre, me diste confort y ahora un poco de alivio para desahogarme, adiós cuarto, que me vio en cada parte de ti hacer el amor, adiós sala, que me recogiste cuando llegaba cansada del trabajo...

Adiós casa.

martes, 19 de febrero de 2019

Carta a ti misma...

El latido fuerte y doloroso que hay en tu pecho, acelerándose cada vez que el teléfono informa la presencia de una notificación o el tono de una llamada entrante.

La sonrisa cada vez más borrosa y los ojos cada vez más hinchados por la decepción.

¡Él no vendrá!

¿Qué fuiste en su vida? Siempre sí fuiste ese celular que pierde funciones con el paso del tiempo, como siempre lo supusiste.

Al final, ¡no te atrevas a mentir!, siempre inferiste que el fatídico desenlace llegaría más o menos en este tipo de escenario.

En suma, te abandonaron, dejándote los estragos de un futuro a años luz que no llegarán, lo que construiste quedó en ruinas, y una enorme cicatriz pegada a la piel que otra vez, no se quitará.

La oscuridad y el silencio, presente en todos los lugares de los que debes despedirte.

Sé que no irás a ningún sitio, pero él ya no podrá reconocerte tampoco, lo que eras a su lado, quedó destruido... Ojalá te pueda recordar como si el tiempo volviera atrás, deseo que así hubiera ocurrido y no fuera un sentimiento vano.

Yo del futuro, cuando leas esto, te habrán apuñalado, una y otra y otra vez...

Yo del futuro, espero no te detengas, a pesar de todo, sé valiente, te lo advertí.

Querida yo del futuro, no renuncies.

Deja que el amor muera, deja que él se vaya, deja que nunca vuelva. Déjalo ser feliz, y sé feliz tú también, lo mereces.

Este es el año en el que terminas tu relación, es el año en el que regresas a casa, es el año que al parecer más dolor y pérdidas traerá, pero estoy segura que será un buen año.

Finalmente, quiero decirte que no te aferres al pasado, él ya se fue.

¡Él no vendrá!


Reencuentro.

Querido blog:

Espero no pienses que soy de esas mujeres que en cuanto encuentran amor, se separan de ti, y cuando las dejan regresan rogando por una oportunidad de uso.

Lo que pasa, es que pierdo los pies del suelo, y tú sabes bien como me gusta el cielo cuando hay nubes, tú sabes bien que la Luna y yo, siempre nos acompañamos.

Querido blog, cada vez regreso a ti, lo hago con una nueva decepción; me gustaría decir que más fuerte, más inteligente, menos franca... Pero me conoces también, y sabes que siempre voy a pensar de buena fe en las personas.

Muchas veces fueron mis amores platónicos, esos que me decepcionaban por no gustarles aunque siempre lo intentara; pero esta herida es real, ocurrió y duele más.

Querido Blog, permíteme contarte la historia de ese otro amor que se fue, y dame oportunidad de manifestarte mi enojo por su traición.

Querido blog, sabes que te volveré a abandonar, cuando regrese el ánimo, cuando las ganas de salir con alguien vuelvan, espero no me odies.

Te prometo que algún día, te volveré a escribir de amor.

Saludos, querido Blog.