domingo, 1 de enero de 2023

CUÍDATE MUCHO

Nuestra historia empezó llamándose impacto. Te lo dije un par de ocasiones y nunca tuve oportunidad de explicarte por qué te definía así.

Si hablamos de ti y de mí, ambos coincidiríamos en que nuestro amor podría resumirse en una “fuerza producida durante breve lapso por dos cuerpos que chocan el uno con el otro”

Al principio tú y yo nos mezclábamos en un agradable vaivén de vivencias, hablábamos de futuro y teníamos planes y capturas de esos momentos.

Tuvimos silencios y uno que otro sol, pero casi siempre nos desplazábamos entre planetas y estrellas.

Antes pensaba que el cariño que dos personas se tenían era suficiente para poder arreglar los problemas que se presentaran y poder acercarse al “y vivieron felices para siempre” pero no te advierten que vivirán felices para siempre y juntos, pues advierto que yo te quise y me parece que tú me quisiste.

No sé qué pasó, durante el impacto de nuestra historia creo que nos mentimos diciendo que esto era lo que había y ya.

Que estar juntos no era tan malo, que no somos malas personas y no nos odiamos.

Pero nos fuimos haciendo invisible, finitos en un espacio de cien metros cuadrados; restándonos sonrisas.

 

Es irónico, creo que terminamos extrañando a personas de nuestro pasado una vez que tuvimos la fortuna de estar juntos.

Es hiriente saber cuánto daño nos hicimos.

Fue doloroso para mí saber que estabas dispuesto a terminar con el impacto que teníamos. Si te soy honesta, nunca pude dejar de pensar en eso, todos los días salen un par de lágrimas pensando en el texto que leí.

Y en ese momento supe que tenía que dejarte ir; dar el paso por ambos; saber que no querías quedarte fue muy difícil para mí.

 

Me quedé un poco más porque aposté a tus ojos.

Esperarte a que te decidieras por mí. A que te vieras feliz.

Decidí frenar el vuelo un momento más, y postergué el inevitable choque a vueltas entre nubes y rascacielos.

Es bueno saber cuándo irse, pero yo siempre quise aguardar.

 

Finalmente cerraste la puerta, el impacto que fue nuestra historia terminó en un choque en el que me rompí el corazón yo sola.

,Se sintió como una colisión entre vehículos pesados, en los que solo yo estaba prensada y por la adrenalina no sentía dolor.

Conforme va pasando el día y como voy analizando más las cosas, siento dolor en cada hueso. Siento como si me hubieran sacado el corazón y lo hubieran pisoteado enfrente de mí.

 

Ahora en vísperas de un año nuevo, estoy escribiéndole a la nada recordando  su brevedad.

Sin embargo, quiero concluir la carta ofreciéndote una disculpa por la manera en cómo acabaron las cosas; te prometo que yo no quería que acabaran así.

Yo solo quería que fueras feliz, tal y como te lo dije en tu cumpleaños.

Así que si te hice sentir infeliz; te pido perdón.

Discúlpame por no hacerte sentir todo el cariño que te tenía o en su caso, por no darte todo el amor que te merecías.

Estuvimos a nada de serlo todo el uno para el otro -eso creo-

He reconsiderado pedirte perdón y que me permitas volver, pero eso sería egoísta de mi parte y llegó un punto en el que te convertiste en la única persona con la que no podría permitir ser egoísta.

Me siento muy agradecida por haberte conocido porque hubo cierto tiempo, en el que fuiste exactamente lo que necesitaba. Me siento agradecida contigo por haber sido aquello que nunca imaginé tener.

 

Lamento que nuestro pasado haya estado tan presente.

Ganó el dolor, ganaron las heridas que te prometo intenté cerrar.

Para mí pasarás a ser el “impacto” al “qué lastima, yo lo quise en serio, pero qué bonito fue”.

 


 

 

 

domingo, 31 de octubre de 2021

3:27

Alguna vez la psicologa me encomendó hacer una carta al causante de estar en terapia.
En esa carta tenía que escribir las cosas que no me gustaron de la relación y las causas que me hicieron mal, asimismo debía describir las desventajas de seguir hablando con él. 

Me negué a redactarla, me rehusé si quiera a pensar en si tenía causas. La psicologa me dijo que estaba en esa etapa del duelo llamada negación. Yo me sentía más bien en la etapa de la depresión, pero al fin ella es la profesional.

Como sea, recientemente vi al causante de que esté yendo a terapia, y aunque en mi mente pensé en todas las cosas que tenía que decirle y logré resumirlas en puntos que tardarían 3 minutos con (aproximadamente) 27 segundos enumerarlas, al verlo todo se borró, pues me dio tanta alegría verlo y recordar su carita.

Ese día, tuvimos un buen día de 30 minutos; caminamos como lo solíamos hacer, comimos un helado, pisamos hojas secas, nos actualizamos en chismes y lo abracé. 

Y en ese abrazo, pude dejarlo ir, pues de antemano sabía que era la última vez que lo abrazaría y estaba bien con eso, porque a mi manera, mi discurso de tres minutos veintisiete segundos, se volvió un abrazo de 11 segundos.

En día de muertos, pondré un altar a ese amor que no funcionó, a ese amor que se fue. Hoy el día de muertos, te deseo lo mejor, no tengo carta de malos recuerdos, no tengo carta de desventajas, tengo un agradecimiento inmerso en lo grande que me volviste estando a tu lado, y lo grande que debo mantenerme estando sin ti.

¡Muchas gracias, dinosaurio!

Feliz vida.

martes, 19 de octubre de 2021

Palomas.

Día: No sé cuál sin ti. 

 Hoy borré tu nombre de mi lista de contactos. 

 De nada sirve -pienso en mi interior- porque memoricé cada dígito de tu número celular. 

Aún así, siento que estoy soltando cachitos de ti; algo así como desmoronar cachitos de pan para para dárselo a las palomas. Las palomas son tu olvido. 

 ¡Y lloré! 

 Hoy se ha vuelto evidente la falta de sueño. Mis ojeras y un cuerpo más delgado lo denotan más, La gente que nos conoció, sabe que me encuentro pérdida, que una parte de mí se ha marchado para siempre, y no son kilos o tallas, es la persona que lucía contenta, que sonreía al mirar el celular y los diez dígitos que conozco de memoria, Las personas me han visto más demacrada. 

Pero soy feliz. 

Soy feliz en pequeños momentos del día, por las mañanas, cuando camino al trabajo el vaho se refleja al respirar. Soy feliz también en las noches cuando miro la luna y las únicas dos estrellas que se titilan entre las nubes. 

Pero también siento nostalgia. Añoro el pasado. 

Hoy pasé por nuestro primer hogar, y no pude evitar recordar que tú eres mi casa. Que prometí cuidarte, que prometí decorarte y esmerarme por tu bienestar. 

En remembranza del pasado, recorrí la misma ruta que nos vio pasear cada fin de semana. 

 ¡Y fui feliz, pero nostálgica! 

 En fin, hoy borré tu nombre de mi lista de contactos, para darle cada dígito, número a número, a las palomas.