Si hablamos de ti y de mí, ambos coincidiríamos en que nuestro amor podría resumirse en una “fuerza producida durante breve lapso por dos cuerpos que chocan el uno con el otro”
Al principio tú y yo nos mezclábamos en un agradable vaivén de vivencias, hablábamos de futuro y teníamos planes y capturas de esos momentos.
Tuvimos silencios y uno que otro sol, pero casi siempre nos desplazábamos entre planetas y estrellas.
Antes pensaba que el cariño que dos personas se tenían era suficiente para poder arreglar los problemas que se presentaran y poder acercarse al “y vivieron felices para siempre” pero no te advierten que vivirán felices para siempre y juntos, pues advierto que yo te quise y me parece que tú me quisiste.
No sé qué pasó, durante el impacto de nuestra historia creo que nos mentimos diciendo que esto era lo que había y ya.
Que estar juntos no era tan malo, que no somos malas personas y no nos odiamos.
Pero nos fuimos haciendo invisible, finitos en un espacio de cien metros cuadrados; restándonos sonrisas.
Es irónico, creo que terminamos extrañando a personas de nuestro pasado una vez que tuvimos la fortuna de estar juntos.
Es hiriente saber cuánto daño nos hicimos.
Fue doloroso para mí saber que estabas dispuesto a terminar con el impacto que teníamos. Si te soy honesta, nunca pude dejar de pensar en eso, todos los días salen un par de lágrimas pensando en el texto que leí.
Y en ese momento supe que tenía que dejarte ir; dar el paso por ambos; saber que no querías quedarte fue muy difícil para mí.
Me quedé un poco más porque aposté a tus ojos.
Esperarte a que te decidieras por mí. A que te vieras feliz.
Decidí frenar el vuelo un momento más, y postergué el inevitable choque a vueltas entre nubes y rascacielos.
Es bueno saber cuándo irse, pero yo siempre quise aguardar.
Finalmente cerraste la puerta, el impacto que fue nuestra historia terminó en un choque en el que me rompí el corazón yo sola.
,Se sintió como una colisión entre vehículos pesados, en los que solo yo estaba prensada y por la adrenalina no sentía dolor.
Conforme va pasando el día y como voy analizando más las cosas, siento dolor en cada hueso. Siento como si me hubieran sacado el corazón y lo hubieran pisoteado enfrente de mí.
Ahora en vísperas de un año nuevo, estoy escribiéndole a la nada recordando su brevedad.
Sin embargo, quiero concluir la carta ofreciéndote una disculpa por la manera en cómo acabaron las cosas; te prometo que yo no quería que acabaran así.
Yo solo quería que fueras feliz, tal y como te lo dije en tu cumpleaños.
Así que si te hice sentir infeliz; te pido perdón.
Discúlpame por no hacerte sentir todo el cariño que te tenía o en su caso, por no darte todo el amor que te merecías.
Estuvimos a nada de serlo todo el uno para el otro -eso creo-
He reconsiderado pedirte perdón y que me permitas volver, pero eso sería egoísta de mi parte y llegó un punto en el que te convertiste en la única persona con la que no podría permitir ser egoísta.
Me siento muy agradecida por haberte conocido porque hubo cierto tiempo, en el que fuiste exactamente lo que necesitaba. Me siento agradecida contigo por haber sido aquello que nunca imaginé tener.
Lamento que nuestro pasado haya estado tan presente.
Ganó el dolor, ganaron las heridas que te prometo intenté cerrar.
Para mí pasarás a ser el “impacto” al “qué lastima, yo lo quise en serio, pero qué bonito fue”.