Tal vez eso era todo.
Y tu táctica consistía en encontrar un pretexto cualquiera para irte.
Tal vez todo estaba estrategicamente planeado para que no volvieras a llamar cuando supieras que te iba a necesitar.
Creo que mi mente te odia, con tanto orgullo para soñar diariamente acerca de ti.
Es en estos días fríos cuando más te necesito.
Extraño tu cuerpo calentando al mío después de hacer el amor.
Me hace falta el sueter cálido que deambulaba de tu casa a la mía.
Tal vez eso es todo y tu ausencia durante diciembre va a saber a más de cinco cigarros diarios.
Es raro, porque he salido con más gente y he hecho nuevos amigos.
También dejé de hablar con otros cuantos y de frecuentar a otros más.
Estoy empezando de cero y me está costando demasiado esfuerzo ser fuerte sin que tú me sostengas por si caigo.
No ayuda en nada el soñarte cada día, y mucho menos que en cada sueño te desvanezcas un poco más.
Al final temo que toda tu imagen la olvidaré y solo quedará tu nombre en mi memoria... Y no es algo que quiera.
Tal vez eso será todo, y el tiempo que anduvimos juntos fue el necesario para no volver a vernos más.
Y no volveré a escuchar tu voz, ni tu risa ni las palabras que en tu Estado se dicen diferentes del mío.
Lo imagino como una compensación, por las buenas y por las malas.
Por la enfermedad y por la salud.
Por los días de los días.
Eso fue y será todo.
Es todo.
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