¿Por qué yo? Una vez preguntaste.
No tenía mucho de conocerte, dos meses quizás.
Y ¿por qué tu? Muchas veces también me lo pregunté.
No era tu físico o tu intelecto. No era la forma en que te dirigías a los demás ni tus formas tan horribles de coquetear.
Pensé por mucho tiempo que era tu voz y tu talento para la música, tu forma de tocar la guitarra y crear acciones sólo con palabras.
Y hoy después de 7 meses de escucharte, conocer tus canciones y oirte afónico sé que no fue tu voz.
Tampoco fue la manera en que definiste "amor", tu manera tan arrogante de esperar en el andén o tu forma de sacar el humo siempre en diagonal.
En definitiva sé que lo que me convenció fue tu manera de tomar decisiones, vamos allá, ven acá, a la izquierda, birla a la derecha, aquí y ahora. Nunca había que pensar en el futuro por que tú sabias improvisar.
Y ahí estuvo el problema, olvidé recordar que existía algo más allá de un sí o un no.
Ven, escúchame, mirame, bésame, eres mía... Y fui tuya; soy tuya, y aún después de todo, te pertenezco.
Y no me percaté que nunca tomaste una decisión respecto a mí, que todo se quedó en un yo que sé.
Hoy decido no quererte, no esperarte, no buscarte, ya no llamarte...
...o bueno no sé, si quieres, después de todo te pertenezco.
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