jueves, 13 de octubre de 2011

Tu culpa.

Otra noche de insomnio, no son sueños con ojos abiertos, ni música en volumen alto de vecinos, mucho menos  son los maullidos de los gatos, no es ansia de cigarros o tragos de licor, ni siquiera apuntes que estudiar, mucho menos es una llamada de esas que me solían despertar lo que provoca que no pueda dormir.
Ojalá tuviera una causa buena para mantenerme despierta a las 4:57 a.m. Aunque no lo creas preferiría que me hubieras dicho tantas cosas hirientes que me mantendrían en estado melancólico dando vueltas en la almohada, o hubiera sido mejor que llamaras diciendo que tenías otra canción y que esta vez si me invitarías a verte tocar, aprendería el coro en segundos "Dime si sabes a donde vas" y así la causa de mi desvelo sería por tu culpa.
Otra noche en las que ya no anhelo dormir por que tengo que levantarme temprano, sino que deseo dormir por el simple hecho de no bostezar a la hora de mis clases, de no dormir en el camión y despertar en Insurgentes. Y ya si no puedo dormir, ojalá tuviera alguna razón, alegre, triste, triste, alegre, soñando despierta con tu voz, tu nariz, tus manos. Contando uno a uno el parpadeo. Estar despierta fumando un cigarro y leyendote líneas cursis, o mis apuntes para explicarte como lo entiendo y reír con chistes malos, podría imaginarte cantando, poniendo stairway to heaven al máximo y saltara en el techo, tocar mi didgeridoo en la terraza, entonces sería una noche genial, y sí serías tú el culpable de que no este durmiendo. Pero no es así, y ahora entiendo porque no puedo dormir.

Necesitas esforzarte un poco más, porque no puedo dormir y en realidad no es culpa tuya. Es culpa mía que te pienso sin tener razones especiales para hacerlo.

domingo, 9 de octubre de 2011

Dime

Dime by jaquiro94

Llámenme cursi, pero es mi carrera ♥

Matrimonio: Este es el único medio moral de fundar la familia, de conservar la especie y suplir las imperfecciones del individuo, que no puede bastarse así mismo para llegar a la perfección del género humano. Este no existe en la persona sola sino en la dualidad conyugal. Los casados deben ser y serán sagrados el uno para el otro, aún más de los que es cada uno para sí. El hombre cuyas dotes sexuales, son principalmente el valor y la fuerza, debe dar y dará a la mujer protección, alimento y dirección; tratándola siempre como la parte más delicada, sensible y fina de sí mismo y con la magnanimidad y benevolencia generosa que el fuerte debe al débil, esencialmente cuando este débil se entrega a él y cuando por la sociedad, se le ha confiado. La mujer cuyas principales dotes son, la abnegación, la belleza, la compasión, la perspicacia y ternura, debe de dar y darán al marido obediencia, agrado asistencia, consuelo y consejo, tratándolo siempre con la veneración que se debe de dar a la persona que nos apoya y defiende y con la delicadeza de quien no quiere exasperar la parte brusca irritable y dura de sí mismo. El uno y el otro se deben y tendrán respeto, diferencia, fidelidad, confianza y ternura, y ambos procurarán que lo que el uno no esperaba del otro al unirse con él no vayan a desmentirse con la unión. Ambos deben prudenciar y atenuar sus faltas. Nunca se dirán injurias porque las injurias entre casados deshonran al que las vierte y prueba su falta de tino o de cordura en la elección, ni mucho menos maltratarán de obra porque es villano y cobarde abusar de la fuerza. Ambos deben prepararse con el estudio y amistosa mutua corrección de sus defectos a la suprema magistratura de padres de familia, para que cuando lleguen a serlo, sus hijos encuentren el buen ejemplo y una conducta digna de servirles de modelo. La doctrina que inspiren a estos tiernos y amados lazos de sus afectos hará suerte próspera o adversa; y la felicidad o desventura de los hijos será la recompensa o el castigo, la ventura o desdicha de los padres. La sociedad bendice, considera y alaba a los buenos padres, por el gran bien que le hacen dándole buenos y cumplidos ciudadanos y la misma censura y desprecia debidamente los que por el abandono, por mal entendido cariño, o por su mal ejemplo, corrompen el depósito sagrado que la naturaleza les confió concediéndoles tales hijos. Y por último cuando la sociedad ve que tales personas no merecían ser elevados a la dignidad de padres sino que sólo debían haber vivido sujetas a tutela, como incapaces de conducirse dignamente, se duele de haber consagrado con su autoridad, la unión de un hombre y una mujer que no han sabido ser libres y dirigirse por sí mismos hacia el bien
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Epistola de Melchor Ocampo.

viernes, 7 de octubre de 2011

Cuando

Cuando se es presa del deseo y del pánico.
Cuando llueve por horas, y las gotas ya no mojan, apenas rozan.
Cuando el silencio logra atenuar esas palabras que no se dijeron nunca.
Cuando las lágrimas brotan, para poder sentir algo de calor en el rostro.
Cuando se muestra debilidad ante la impotencia de seguir.
Cuando se descubre que el infinito dura cuatro horas y unos tragos de licor.
Es ahí cuando uno descubre que el amor existe, justo cuando se le ve partir.