Hoy "God put a smile upon your face" de Coldplay me trasladó a una cantina ubicada en Isabel la Católica, con Jorge sonriendo, aún con el trabajo que siempre le costaba esbozar y reflejar sonrisas, yo pintando mis labios de ese rojo que a él le gustaba y ambos tomados de la mano mientras sonaba esa canción.
Se escuchaban los murmullos de pláticas ajenas, sonaban los claxons y bocinas de los autos circulando afuera, y la canción que duró un momento feliz de nosotros.
Van a cumplirse ya dos años de que él se marchó, y yo no había pensado en él hasta hoy.
Y por el momento en que sonó la canción, y por el tiempo que tardé en escribir esto, fue reconfortante sonreír de la forma en que ambos lo hacíamos, tontamente y sin saber cómo.